miércoles, 9 de enero de 2013

Escalera al cielo (I)

There´s a lady who´s sure all that glitters is gold
and she´s buying a stairway to heaven
and when she gets there she knows if the stores are closed
with a word she can get what she came for.
LED ZEPPELIN, Stairway to heaven

viste que una muchacha compraba su escalera al cielo y mientras se trepaba su vida iba a parar al piso ella lo intentó una y otra vez sin prisa ni desmoralización sin enflaquecer la distancia se acortaba y la muchacha despedía sonrisas a todo aquel transeúnte que levantara la mirada o a los descarados que en silencio le proponían un socorro embustero pues bajo su falda había triángulos de vida eterna chácharas de supermercado y playeras de algodón la muchacha ignoraba que la escalera no conducía al cielo sino hacia el polvo de las primeras efigies hacia el regocijo fosilizado por los tiempos posmodernos hacia una dictadura donde las calles eran ocupadas por tipos anchos gigantes como míster Goliat que cobraban peaje a cualquiera que pusiera un pie en su banqueta en su territorio de sin filosofía y sin ahorros para la vejez eran tipos que también compraban escaleras con dirección al instante emborronado por tiempos inusuales y bebidas de alcanfor eran tipos con metales en las manos y propaganda con derechos de propiedad pero no hablemos de los gorrones en fin te pregunté si viste a la muchacha que compró una escalera al cielo la trepaba y los vientos levantaron su falda y en sus piernas se veía la decoloración la rugosidad del paso del tiempo fruta podrida que no has de comer pero algo brillaba entre sus piernas el recuerdo los recortes de apesadumbrados días y viajes a la ciudad del alpiste y súbitamente se fue la luz justo cuando el viento hacía de las suyas y le arrancaba la falda a la muchacha yo puse la mirada en el oeste y me di cuenta que la muchacha no compró escalera alguna que las tiendas estaban cerradas que ella no cumplía su sueño de viajar al cielo y que todo lo que vi lo provocó una ceguera vacilante me enteré demasiado tarde cuando la muchacha perdió su luminosidad y esa sonrisa con la que trepó la escalera al cielo la muchacha no existía ni caminó frente al banco en el que yo aguardaba un regaño de familia todo ello lo supe más tarde pues un viejo vagabundo me lo contó desapresuradamente (texto completo en Punto en Línea).

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