viernes, 24 de junio de 2022

Solitaria nada

Nada tengo,
pero tengo sueños y lluvia y dolor de espalda.
Nadie me escucha, los árboles ya no me dirigen la palabra
y la noche es un escenario donde matan perros y culebras inofensivas.

Quisiera hablar de otras circunstancias:
del mar y sus peces enlatados,
de los sismos que no me espantan,
de la lluvia acurrucada en rayos de sol.

Tengo tiempo para rasgar ideologías y paredes imaginarias,
pero no tengo llanto
y no puedo recuperar algunos recuerdos,
de cuando me perdía en costas amargas mientras la soledad,
de cuando escribía panfletos y las chicas de mi edad huían,
de cuando mi corazón,
de cuando abría un libro sin buscarle el truco ni calmantes.

Nada tengo,
pero aún conservo la esperanza
de fracturar la vida diaria
levantando olas jamás vistas.

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