domingo, 5 de noviembre de 2017

(No) amable

Cuando me dicen que soy amable no sé si reírme o convencerme de una opinión absurda de alguien que quizá empieza a tener estima por mi persona. Y la duda es porque la mayoría de las personas que conozco de vista o de dos o tres pláticas no soportan mi falta de tacto-trato, me cuentan que soy aborrecible-insoportable (éstas me hacen reír y con más enjundia). O quizá las primeras personas saben soportar al no-humilde que llevo dentro y encuentran una extraña-dañina-atrayente empatía o una diplomacia que nace del vacío y la nada en la que vivo, que nace de mi desinterés por la vida. Lo más seguro es que, en este momento, estoy abusando (ciegamente) de mi honestidad para hablar de la vida como un asunto de pocos inconvenientes y muchos saltos emocionant(l)es hacia el vacío.

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