"La llama romántica también prendió con fuerza inusitada en Alemania, aunque de una forma muy diferente a lo sucedido en Francia. La filosofía francesa era desde Descartes racionalista y, a partir del triunfo de la Ilustración, contemplaba el mundo desde una visión materialista, fundada en los nuevos presupuestos de la ciencia. Alemania, en cambio, también cultivó la racionalidad de la Ilustración, pero bañada de idealismo. Como dice Hegel —y lo mismo pensaban todos los románticos germanos—, el racionalismo hizo que el ser humano tuviera que contentarse con agua y tierra, como un gusano, tras haber vivido durante siglos a la luz de una luminosa constelación de dioses y milagros. Los poetas y pensadores románticos de Alemania rechazaron el mundo mecanicista de los philosophes parisinos y se opusieron frontalmente a la violencia de la razón soberana y su menguada visión del psiquismo como campo cerrado de la fisiología y reducto unívoco de la conciencia. «El hombre», escribió Goethe, «no puede permanecer siempre en estado consciente; debe repetidamente sumergirse en lo inconsciente, porque allí vive la raíz de su ser». Para el alma romántica el universo y la experiencia humana debían de ser tan poéticos y metafísicos como siempre lo habían sido, pero las respuestas ya no se podían encontrar en la religión. El escepticismo moderno había quebrado los antiguos cimientos sagrados, de ahí que las religiones hubieran perdido para las personas cultivadas todo el antiguo poder que ejercían sobre la imaginación".Jacobo Siruela
viernes, 7 de julio de 2017
Romanticismo alemán
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