martes, 14 de febrero de 2017
Horror
El horror bajo las llantas de los coches, como un desfile de abejas al acecho, papeles donde germinan enfermedades futuras. El horror esparcido por árboles de asfalto y de tristeza, un perro callejero que cree tener alas y se avienta de los puentes y sueña con olas míticamente milenarias. El horror de una canción bélica que se esparce en las sillas y mesas de un bar en la ruina. El horror de los suicidas que se rompen los huesos contra el suelo como si fueran mariposas y peces de plástico sin brillo a mitad de un patio podrido por ensayos nucleares que no se detienen.
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