A. Escribir sobre Kurt Cobain rodeado de llamas una noche de septiembre pretendiendo ahogarme de pastillas balas de salva piedras marinas perros callejeros árboles antiguos y tristezas nunca puestas en marcha
para simplemente recibir como recompensa un “nos negamos a publicarle porque lo que usted escribe no entra en los lineamientos de esta casa editorial”
o darme cuenta que esto no es más que una precoz eyaculación mental que en nada abona al milagro sanguinario de este túnel oscuro llamado literatura:
nunca fui arrastrado por camiones viejos
preferí hacer amistad con cangrejos de hierro
incrustados en la artesanía barata
y mal elaborada de los indigentes de Acapulco
poca importancia tuvieron los años bisiestos
y la violencia cotidiana en casa
de pronto, en cerro de los venados
descubrí que las olas son falacias
abandonadas por las tormentas tropicales
la muerte cada septiembre se llevaba a alguien de casa
por cualquier enfermedad respiratoria
o por imprecisos tumores regados en la sangre
aprendí a nadar en las vulvas ardientes del mar
rodeado de tiburones tímidos extraviados en la bahía
si se acercaba la temporada de sequía
a punta de colmillos me obligaban
a comprarles una brújula
para que pudieran huir
hacia el norte
siempre hacia el norte
como ángeles acorralados por sueños carnales
los tiburones me enseñaron
que estas playas pueden parecer pacíficas
pero son traicioneras
al primer parpadeo te arrastran
como los míticos camiones que adornan Acapulco
como si fueses un alga
o cristal embellecido por cirugías salinas
planté una casa en cerro de los venados
disfrutaba del paisaje matinal de la bahía
vi accidentes, tiernas mujeres cruzando
la calle con un bebé en brazos
mi rutina era sólo insomnio
noches trepado a techos ajenos
buscando nuevas especies marinas
para contarles
que morir incendiado
no el mar
ni las pastillas
mucho menos la pólvora
o un pedazo de metal recién afilado
sería mi condena
aquí en lo más oscuro y alto de la bahía
por el intento de incrustar mi lengua
en este juego mecánico
o cómic
o karma sin orden
por incrustar durante septiembre
mi pequeña nostalgia de callejeros regates
mis acrobacias de surfista experto
mi imperecedera decepción para con la vida familiar
en esta suave y simple carne
de la escritura
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