miércoles, 29 de noviembre de 2017

2 am

Mientras la ciudad avanza como una serpiente con rumbo desconocido, vacío una botella y otra y otra, y lleno este parque con bocanadas de cigarros sin filtro. Dan las 2 am y me quedo como canción rota en medio de la ciudad, me quedo solitario escuchando los ruiditos tibios de los insectos. La noche. El murmullo rosado de las parejas felices. Las cortinas de los negocios con pecho a tierra. Siempre que dan las 2 am me siento triste triste triste, con una canción rota cancerígena atorada en mi garganta, en mis pulmones, en mi estómago; una canción rota rota rota que nadie entiende ni le importa. Soy una canción rota a mitad de un parque en pleno 2 am. Madrugada. Peces en el cerebro. Árboles cuchicheando contra mí. Y un venenito verde en el bolsillo para llenar mi cabeza de balas suaves, rápidas, de fracasos y sangre, de animales degollados que galopan ferozmente en mis pupilas.

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