"¡Permita
el descenso!, ¡permita el descenso!”, grita el oficial mientras se detiene el
Metro en la estación de Balderas. “Manténgase en la fila, por favor, ¡permita
el descenso!”, continúa y se abre la puerta. Los usuarios rompen la fila y se
amontonan frente a los pasajeros que a empellones intentan bajarse.
Todo esto a
pesar del proyecto piloto aplicado en la estación, el cual pretende poner orden
en el descenso y ascenso de pasajeros, algunos de los cuales les importa un
comino el proyecto. Pocos atienden las señales. Pocos tienen tiempo para
esperar diez o veinte segundos a que se desocupe parte del vagón. (Texto completo en La Crónica de Hoy)
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