"Con el tiempo aprendí que las personas viven a una velocidad mayor que la vida misma, que la prisa los domina, que no quieren sorpresas ni detalles, que se limitan a los hechos. Lo curioso sería saber a dónde van. Dudo que lo sepan, y si lo saben desconocen la futilidad que revisten los hechos, las necesidades satisfechas y los logros adquiridos. Ir lo más rápido posible les basta y no les tiembla el pulso a la hora de definirse 'realistas'. Me habría gustado ser como ellos, pero jamás tuve interés en los hechos o los alimentos empacados al vacío. No quiero ser real. La realidad —y todavía no alcanzo a percibirla— es lúgubre, inexpresiva y descuidada como una tumba sin nombre. Ser veloz o lento me da igual...".
Efraim Medina
sábado, 10 de septiembre de 2016
La velocidad
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