es inútil lanzar semillas
las aves no volverán
y de los cerros baja el estiércol
que brilla sobre la playa
es ahora que las calles
se vuelven objetos olvidados
con sus postes y coches mal estacionados
con esos cantos de hembra venidas de una esquina
me doy cuenta que el motor
de mis dedos está carbonizado
que mis pupilas sólo recrean
a un lanchero desolado aclarándose
sus miedos con unas gotas de diluyentes
ya evaporadas
los perros pasan de largo
los caldos de marisco se extinguen día a día
y la noche ya no es lo que era
un prado de sal y bruma para divertirse
infantilmente, una ola silenciosa
que te arrastra y te olvidas de rabias, heridas
y decaídas miocardias por una rumbera
una isla llena de oscuridad fértil
es momento de sacudirse el trasero
escupir contra los nuevos edificios
y destellar como las aves, con unos grados
de amansamiento, cuando aligeran su vuelo
y huelen semillas podridas
que arrojarán al camión de la basura
mientras voy pateando arrepentimientos de agua
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